Río Yurumanguí, testigo del conflicto y la reconciliación en Buenaventura

El rio Yurumanguí hace más de 20 años en medio del conflicto armado, fue declarado por las comunidades de la zona como espacio de vida, alegría y esperanza, hoy en día sigue beneficiando a sus habitantes en los sectores de la agricultura, la pesca y la minería artesanal.

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Foto por: David Fayad - https://bit.ly/35LdXrI

Mediante una investigación liderada por el magíster en Ordenamiento Urbano Regional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), Carlos Orlando Arias Romero, se propuso comprender la arquitectura del río Yurumanguí, para así involucrarse en el aprehender de la cultura de las comunidades negras del Pacífico colombiano a través de rituales y experiencia tradicionales que se viven en el mismo.

“Los yumanguireños ven el río como un elemento esencial de la vida en un sentido espiritual, íntimo y mágico-religioso; también físico-biológico, en cuanto a la coexistencia con otros seres, y físico-práctico debido a que es un soporte para la subsistencia por medio de actividades productivas como la agricultura, la pesca y la minería artesanal”, afirma el investigador.

Después de efectuar varios viajes y de realizar estrategias de diálogo con la comunidad, el investigador evidenció que existe una arquitectura territorial en la que el río Yurumanguí actúa como un sistema tradicional de poblamiento para los habitantes del corregimiento, dado que alberga la memoria de sus ancestros; de pueblos que lo habitaron; y por supuesto del conflicto armado que desde los años noventa ha afligido a la región.

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Así mismo, durante la investigación determinó que el río es un lugar de paso, donde toman protagonismo las casas palafíticas, aquellas que se construyen sobre pilotes dentro del agua, y que sirven generalmente para pescadores en épocas altas de pesca.

“En algunos casos la vivienda palafítica es el lugar de paso de pescadores que vienen de la parte alta del río, la ocupan durante algún tiempo mientras tienen su faena de pesca y luego regresan al Yurumanguí”, señala el investigador quien también hace parte del colectivo interdisciplinar Guía Nómada.

Construcción y apropiación ambiental

Sin embargo a pesar de que la comunidad de Yurumanguí, no cuentan con un sistema de alcantarillado, ni acueducto, ni electricidad, ven en el paisaje que los rodea: el río, el bosque y el mangle, un equivalente a bienestar, que han logrado preservar y luchar en contra de la minería a gran escala.

Además, por medio de la fuerte organización de la comunidad, en el 2018 mediante una sentencia de restitución de tierras, se les reconocieron 55.000 hectáreas de bosque y les restituyeron sus derechos colectivos, afirmando así la importancia y trascendencia de la región para la comunidad Yurumanguí.

El río Yurumanguí es por tanto un escenario de celebración, en el que hay construcción colectiva de experiencias pasadas y en el que se canta sobre las pérdidas, sobre la violencia, y por sobre todas las cosas sobre paz, alegría y vida.

Por: Jeisson Beltrán Valderrama. Periodista.
Editor: 
Ana María Rizo Díaz. Periodista – Editora.

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