Las Escuelas Audiovisuales llegaron hasta Caquetá para trabajar con jóvenes campesinos

Rionegro y Puerto Betania, fueron los primeros escenarios de las Escuelas Audiovisuales que son parte de la Escuela Río de Colores, lideradas por el proyecto Amazonía Joven del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea, con el apoyo de Fundación Bolívar Davivienda. Allí, más de 100 jóvenes están liderando procesos de transformación en sus comunidades; aquí sus historias.

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Foto: Lina María Serna.

Hoy en Colombia, los jóvenes están liderando procesos de cambio que involucran la paz y la reconciliación; ellos, están reescribiendo la historia de un país golpeado por la violencia y la injusticia, y lo están haciendo desde el emprendimiento, el deporte, y ahora, desde el periodismo rural.

Enfrentarse a la hoja en blanco, es tal vez de las menores preocupaciones, pues ellos tienen historias de sobra por contar; su verdadera inquietud es lograr cambiar imaginarios sobre sus territorios y contarle a quienes no conocen el Caquetá, que este es un departamento encantador, con grandes riquezas naturales y gente pujante, que continúa luchando desde su territorio.

Los jóvenes han heredado la fuerza de sus padres y ahora están sacando lo mejor de sí para dar a conocer sus comunidades y ubicarlas en el extenso mapa colombiano; así que las Escuelas Audiovisuales son sus aliadas para lograrlo. Se trata de una estrategia que se está implementando a través del proyecto Amazonía Joven, liderado por Acción Cultural Popular – ACPO, el Vicariato de San Vicente del Caguán y Corpomanigua, con financiación del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea en Colombia y la Fundación Bolívar Davivienda.

Las Escuelas Audiovisuales cuentan con cuatro módulos de formación: texto, radio, fotografía y video, y su principal objetivo es fortalecer en habilidades audiovisuales a habitantes de la cuenca media del río Caguán, de manera que esto posibilite la reconstrucción del tejido social en aras de conservar, proteger y defender el territorio.

En Rionegro se defiende el territorio desde la cultura

Foto: Lina María Serna.

A orillas del río Guayas se ubica Rionegro, corregimiento de Puerto Rico, Caquetá. Un caserío tranquilo, adornado con los vistosos colores de unas cuantas casas que rodean el pueblo. Allí, los jóvenes son protagonistas de un festival en honor a la memoria, el Festival Río Paz.

Desde hace 8 años los jóvenes de Asojorio, la Asociación de Jóvenes por Rionegro, vienen liderando el desarrollo cultural del corregimiento y la máxima prueba de esto es el Festival Río Paz. Este año el festival llega a su sexta versión, y como es costumbre, cada año se organiza una temática distinta, para este 2019 su protagonista es el río, la principal riqueza natural de Rionegro.

A pocos días de la inauguración del Festival Rio Paz: Guayas, corrientes de vida, los jóvenes trabajan en hacerlo visible; por eso, durante el primer módulo de las Escuelas Audiovisuales, tuvieron la oportunidad de realizar artículos periodísticos en torno a esta gran fiesta cultural. Su misión es que más personas se enteren e incluso, asistan y conozcan más de la identidad cultural de su territorio. La invitación es para los días 26, 27 y 28 de abril, fecha de su realización.

Laura, Mónica, Jessica y Dania, son cuatro jóvenes integrantes de Asojorio, para ellas el festival honra la alegría y la tranquilidad de su pueblo, pero, sobre todo, la memoria; pues las heridas del conflicto armado ahora las sanan desde el emprendimiento cultural.

Así como ellas, más de 40 jóvenes de la Institución Educativa Rural Rionegro tienen otras historias por contar, de manera que la comunicación y el periodismo rural es sin duda, la herramienta que les permitirá contarlas y visibilizarlas.

La alegría que se esconde tras la magia de Puerto Betania

Otro de los territorios que se ubica en la cuenca media del río Caguán es Puerto Betania, una inspección ubicada a 68 kilómetros de San Vicente del Caguán. Allí, el liderazgo corre por cuenta de los docentes, los jóvenes y la comunidad en general, pues todos coinciden en la importancia de dar a conocer su territorio y el potencial de sus habitantes.

Fue así como llegaron las Escuelas Audiovisuales hasta esta inspección, la Institución Educativa Rural Cristo Rey fue anfitriona y reunió a 60 jóvenes interesados en el taller de texto. Cuadernos, hojas y esferos fueron sus herramientas durante la jornada, pero el trabajo en equipo fue la principal.

La misión de concretar las ideas de todos en una misma hoja no fue fácil, pero al final se logró, así que todos coincidieron en resaltar lo mejor de su inspección. Por supuesto, no podía quedar atrás la llegada del internet hace 3 años por iniciativa de un integrante de la misma comunidad, lo que supuso un logro importante para la comunicación de la comunidad.

Foto. Lina María Serna.

Además de la llegada de internet al territorio, los jóvenes resaltaron la dotación realizada a la Institución Educativa con computadores e igualmente internet, lo que hace parte del adelanto del proyecto Amazonía Joven del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea en Colombia y la Fundación Bolívar Davivienda, en la inspección, y lo que para ellos supone una herramienta importante para su desarrollo personal y profesional.

Finalmente, los jóvenes resaltaron la riqueza de fauna y flora en el poblado, que lo convierte en un lugar con una riqueza natural invaluable. De manera que, a través de la realización de textos, ellos encontraron una oportunidad de hacer visibles sus realidades y sus riquezas.

El Fondo Europeo para la Paz es un mecanismo de la cooperación al desarrollo de la Unión Europea, creado en diciembre de 2016. Cuenta con 120 millones de euros (más de 345 mil millones de pesos) para apoyar proyectos de Paz y reconciliación comunitaria en 51 municipios de Colombia.

Este Fondo tiene entre sus objetivos apoyar a Colombia en el desarrollo rural integral de las zonas más afectadas por el conflicto y apoyar la reincorporación social y económica de los excombatientes en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz.

Foto. Lina María Serna.

Por: Lina María Serna. Periodista – Editora.

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