La tragedia estaba anunciada, a mediados del año 2010 el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM, había advertido que el fenómeno de La Niña se encontraba en etapa de madurez; por lo que inmediatamente se debían activar los planes de contingencia, sobre todo en las zonas cercanas a los ríos.

Las consecuencias de aquel fenómeno climático no se hicieron esperar, la ola invernal ya había dejado a 200 personas muertas y más de dos millones damnificadas en todo el territorio nacional según reportes de la Cruz Roja; siendo Bolívar, Sucre y Antioquia los departamentos más afectados. Le puede interesar: ¿Qué hay detrás del cambio climático?

La Mojana, subregión del caribe que abarca los departamentos de Córdoba, Sucre, Antioquia y Bolívar, delimitada por los ríos Cauca, Magdalena y San Jorge, fue la más afectada. Majagual fue el primer municipio en el que las aguas del río Cauca alcanzaron los salones de clase; por lo que las instituciones educativas de las zonas rural y urbana, cesaron sus clases durante el segundo semestre del 2010.

Los impactos climáticos de este fenómeno se extendieron hasta el año 2012, lo que dejó serias afectaciones que se convirtieron en una gran crisis económica y social para el país. A partir de ese momento, la tarea del Gobierno Nacional era reconstruir zonas inundadas, fortalecer diques, construir muros de contención y aplicar todas las medidas de prevención que fueran necesarias para evitar próximas catástrofes.

Reconstruyendo el territorio luego de las inundaciones

Hacia el año 2013 inició la implementación de un proyecto prometedor, Adaptación al cambio climático, adelantado por MinAmbiente, el PNUD y el Fondo de Adaptación del protocolo de Kioto. En éste proyecto, que aun se viene desarrollando, se brinda capacitación y procesos formativos a los habitantes, con el fin de que sean ellos mismos quienes trabajen en la resiliencia de su territorio.

A partir de allí, surgieron distintos planes de acción que tenían por objetivo común, la reconstrucción de la vida en la territorio. Fue así como sus habitantes empezaron a reaprender sobre nuevas formas de cultivo, seguido de los procesos de siembra y restauración, principalmente desde la implementación de huertas familiares a lo largo del territorio.

Los habitantes de la región, luego de los procesos de restauración del territorio, fortalecieron su ahínco con las tierras que vieron perder durante la catástrofe. Ahora, son ellos quienes, más que nadie, conocen la fertilidad de la tierra, el tipo de plantaciones más convenientes y las temporadas de siembra más adecuadas en su territorio.

Actualmente, los habitantes de La Mojana, específicamente de la vereda Pasifueres, cuentan con el acompañamiento de instituciones que han trabajado de la mano de las comunidades, por la reconstrucción de un territorio anfibio que volvió a nacer luego de las inundaciones.

Por: Lina María Serna. Periodista y Editora.

2 Comentarios

  1. […] Según Pachón, la cultura campesina que se ha desarrollado en los páramos se ve vulnerada y necesita de un proceso. La creación de una mesa interinstitucional permitiría construir un proceso desde esos territorios, de la mano de las instituciones gubernamentales y organismos ambientales. Le puede interesar: La Mojana: reconstruyendo un territorio resiliente luego de una catástrofe […]

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