Los índices en Colombia, según la Escala Latinoamericana de Seguridad Alimentaria (ELCSA), muestran que del 52,3% de hogares sin pertenencia étnica que presentan inseguridad alimentaria y nutricional, lo ostentan el 77% de los hogares indígenas y el 68,9% de los hogares afrodescendientes. De acuerdo a un comunicado de la FAO, esto representaría que en promedio sólo el 27% de la población étnica de Colombia tiene acceso a una alimentación adecuada.

En el mismo oficio, afirman que “las poblaciones indígenas y afrodescendientes son quienes exhiben los mayores índices de pobreza y desnutrición en Colombia”. Ante esto, los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) están incorporando soluciones para mitigar estas problemáticas en los grupos étnicos del país, con el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio (ART) y la FAO.

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Producto de la alianza entre ART y FAO, en febrero de este año se adelantó un programa de fortalecimiento de capacidades con 66 representantes de más de 40 comunidades étnicas de Colombia.

El eje del proceso se direccionó al Derecho Humano a la Alimentación (DHA) y la valoración y uso de los recursos con los que cuentan estas comunidades para impulsar la reactivación económica de sus territorios. Todo con el fin de que estos enfoques fueran reconocidos e incorporados en las diferentes fases de formulación de sus PDET.

“Afrocolombianos, Embera, Arhuacos, Zenú, Ingas, Nasa, Macaguan, Guananos, fueron algunas de las comunidades fortalecidas que a través de encuentros, capacitaciones y visitas a los territorios identificaron en el acceso a la propiedad y aprovechamiento de las tierras y recursos naturales, en el rescate y protección de semillas propias, en el fortalecimiento organizativo y gerencial de las comunidades, en la valoración de las economías propias, entre otros, la clave para su autonomía y soberanía alimentaria, y por ende elementos prioritarios en su proceso de planeación participativa”, subraya el comunicado.

Con guías se fortalecerá la construcción de los PDET

Producto de los programas de capacitación hecho con comunidades e instituciones, sirvió de insumo para la elaboración de dos guías metodológicas que serán entregadas en febrero de 2019. Estos manuales serán herramientas de gestión, en el marco de la gobernanza propia, para las instituciones públicas, autoridades locales, comunidades étnicas y sus organizaciones.

La primera compila herramientas que permitirán a líderes y lideresas de grupos étnicos fortalecer capacidades para validar la realización progresiva del DHA en sus territorios. Asimismo, reconocer los pasos para incorporarlo en los procesos de planeación participativa, así como garantizar la exigibilidad y el goce efectivo de este derecho por parte de los grupos étnicos.

Y la otra guía, plantea metodologías útiles para realizar una valoración integral de recursos territoriales, experiencias locales y productos autóctonos y su aporte a la Reactivación Económica Territorial, centrándose en la importancia de identificar, reconocer y apropiar el patrimonio y la memoria biocultural de los pueblos.  En otras palabras, el patrimonio derivado de sus cosmovisiones, conocimientos y prácticas desarrolladas a lo largo de generaciones que le dan una identidad específica al territorio y a los productos que se originan en él.

Conozca más sobre los PDET

Estas es una de esas siglas neurálgicas cuando se habla del desarrollo de los territorios rurales más afectados por el conflicto en Colombia. Los PDT, creados para la implementación del punto 1 Reforma Rural Integral (RRI) del Acuerdo de Paz, se llevarán a cabo en 16 subregiones del país que fueron reconocidas como “zonas rojas”, de alta presencia del conflicto armado, como el Catatumbo, el Norte del Cauca, en donde existen niveles altos de pobreza, baja presencia institucional y presencia de cultivos de uso ilícito.

Estas 16 subregiones integran 170 municipios. El nuevo Gobierno ha ratificado su compromiso con los planes, integrando todo su esfuerzo en una ruta unificada de planeación. La ART tiene la responsabilidad de articular todas las acciones de implementación de los PDET, con la participación de las comunidades locales.

Finalmente, el plan se construye primero en un nivel submunicipal; es decir, en las veredas, luego en los municipios y después en la subregión. Al final, el PDET debe dejar en claro lo que quiere el territorio: decidir si se priorizará la conservación ambiental, por dónde es más estratégica la vía, qué colegios se necesitan o cuál es la apuesta productiva.

Por: Andrés Neira. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

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