El último eslabón que frena la expansión urbana en México

Inmersa en una jungla de concreto se encuentra la familia Carmona, los últimos campesinos del barrio Santa Fe en México, que como flor en medio del desierto luchan por sobrevivir.

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foto tomada de: New York Times

Don Emiliano Carmona era el patriarca de esta familia campesina, murió a la edad de 80 años. En su lecho de muerte le pidió a su hijo Gerardo que por favor le cumpliera la promesa de “conservar lo que él conservó toda la vida” sus vacas, su milpa y su tierra.

Lastimosamente para Gerardo y su mamá, la señora Socorro, no ha sido fácil cumplir esta promesa; y tal vez esté a punto de romperla. Esto, debido al progreso y modernidad que el barrio ha representado en las últimas décadas, se ha visto tentado a adaptarse a estos cambios.

Lo anterior, no por gusto, sino por sobrevivencia. Lo que significa el final de una tradición campesina familiar de la cual se sustentaron por décadas.

Rodeado de edificios, puentes y torres de apartamentos. Esta casa cercada por plantas de maíz, avena, alfalfa y un muro de concreto que los separa de un puente de 70 metros, lucha por sobrevivir a esa jungla de concreto en la cual se encuentran inmersos.

Desde arriba se logra ver como la pequeña finca de los Carmona se ha convertido en un oasis en medio del desierto; pues son la única familia campesina que no se ha dejado consumir por el desarrollo urbano y el crecimiento económico, en el que los árboles han sido reemplazados por cemento. Le puede interesar: #Opinión: cuidemos la tierrita

¡Qué tiempos aquellos en México!

Este barrio fue imaginado tres décadas atrás como símbolo de industrialización, urbanización y crecimiento económico; por lo que alrededor de la casa de los Carmona se pueden cotizar apartamentos hasta en cuatro millones de dólares.

En los años gloriosos del patriarca Emiliano, el barrio estaba adornado por minas de arena, barrancas profundas, praderas y pueblos campesinos. Pero ahora, todo esto fue reemplazado por torres de cristal; además, centros comerciales, edificios de oficinas y torres de apartamentos.

Lo anterior fue producto de la llegada, años atrás, de empresas como Hewlett Packard, Mercedes Benz y Televisa; quienes darían pie para que poco a poco la industrialización fuera acabando con la producción agrícola.

Con la primicia de estos proyectos industriales, se vendió la idea de que la industrialización traería progreso al barrio y a sus habitantes; sin embargo, las prebendas de dicho progreso, pasaron por encima de las regulaciones de densidad que afectarían el mantenimiento y la regulación de la zona. Le puede interesar: Invernaderos verticales ¿El agro en la ciudad?

Con los beneficios que trajo el desarrollo urbanístico y económico del barrio, también se empezó a evidenciar una desigualdad económica, ya que se fue desplazando la producción pequeña, principalmente en el sector agropecuario.

A la fecha, los vecinos de Gerardo, se han convertido en su aliento para que no desfallezca en su lucha por continuar la tradición campesina que ha caracterizado a la familia Carmona; y también para que pueda cumplir la promesa que le hizo a su padre antes de que éste falleciera, convirtiéndose así en el último eslabón que frena la expansión urbana.

“Está canijo ver que se destruye lo poco que queda. Si no quiero desaparecer, me tengo que ir adaptando; no hay de otra, pero si es triste” comenta Gerardo, con la mirada perdida en los edificios que los rodea, en una entrevista hecha por el New York Times.

Por: Paulo Martínez. Estudiante de Comunicación Social.
Editor: Lina María Serna López – Periodista.

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