El concurso de Huertas Caseras que fortalece una comunidad del Huila

Con el lema “no comprar lo que la tierra nos puede dar” se ha desarrollado en Acevedo, Huila un concurso de huertas caseras que le apuesta a la recuperación de prácticas ancestrales y el fortalecimiento del tejido social.

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Foto: Jose Eder Toledo Cubillos

El municipio de Acevedo (Huila) está ubicado en el Macizo Colombiano, territorio de asentamiento de los antiguos pobladores Andaquies. En este municipio de ancestralidad e historia, la Administración Municipal ha convocado a los campesinos a participar en el Concurso de Huertas Caseras con el lema “no comprar lo que la tierra me puede dar”. El concurso ha logrado generar un tejido social y cultural que es necesario destacar desde la importancia de las huertas campesinas.

El lema “no comprar lo que la tierra me puede dar” es una invitación a reflexionar sobre la soberanía alimentaria, pues es el derecho que tienen las comunidades a definir sus propias políticas alimentarias desde una visión ecológica, económica, social y cultural cohesionadas a la idea de territorio y región. De esta manera, regresar a la huerta casera es un modelo económico que da renglón a la soberanía alimentaria. 

La estrategia del concurso es una invitación a modificar los sistemas de producción del campesino, el monocultivo le quitó a muchas fincas o parcelas la figura de la huerta. Ya lo decía un habitante de la región “si la huerta muere, se acaba el jardín de la casa”, pues es el espacio de la diversidad agrícola, es la alacena siempre abierta a las cocineras y curanderas. Y con la invitación a este espacio la población lo ha entendido, ya casi son 100 familias que han dedicado a pensarse desde las semillas. Hasta el momento se destaca la variedad en la siembra, cebolla, cilantro, acelga, tomate, pepino, pimentón, plantas aromáticas, y otros, que le han apostado al criadero de pollos y gallinas.

Por eso es necesario comprender y sentir que las huertas siempre han sido un espacio pedagógico para la comunicación y siembra del pensamiento de la región,  es el espacio donde brota la identidad cultural, es el espacio donde se narra la sabiduría de las mujeres, es el espacio donde están los ojos de las abuelas, es un intercambio para sentir humanidad con la naturaleza. Por eso no se puede hablar de seguridad alimentaria en la huerta. La huerta es el terreno arado por las manos de mujeres y hombres que construyen el sabor de la comunidad, la huerta siempre será botica para los dolores del cuerpo y el alma, la huerta es seguridad, es vida.

Con los criterios y parámetros de calificación en el concurso: diversidad de especies, siembra escalonada, calidad de la producción y aprovechamiento de los recursos de la finca, es seguro que los ganadores serán todos los campesinos acevedunos, y que más allá del momento en que se incrusta la estrategia, el hecho de convocar para volver a las huertas es una semilla a la memoria colectiva.

Por: Jose Eder Toledo Cubillos. Investigador Cultural. Habitante de Huila.

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